Pecaron. Vino un hijo que ella quiso y él no. «Es tu problema», le dijo, y desapareció. El chico creció, y al aprender a hablar aprendió a preguntar. «¿Dónde está mi papá?» Ella le contestaba que se había ido a un largo viaje, y al decirlo, se preguntaba a sí misma a qué distancia queda el desprecio.
anonimo
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